jueves, 4 de octubre de 2012

El convencimiento de ser periodista, el convencimiento de ser mujer.

Foto cortesía Catalina Ruiz - Navarro.


No recuerdo de qué manera llegué un día a una crónica de la revista Soho, llamada ‘Una mujer prueba seis condones’ escrita por Catalina Ruiz–Navarro, pero inmediatamente la gracia y la manera tan directa de hablar de la columnista llamó mi atención, quise conocer más su trabajo y gracias a Google conocí su blog catalinapordios.com.

Catalina es barranquillera, columnista semanal de El Espectador, filósofa, artista visual y maestra en literatura. Su blog y sus escritos demuestran la visión de una mujer libertaria, espontánea, que con sus textos siempre respalda a la mujer y los derechos que todos los colombianos tenemos, aunque muchas veces obtenerlos sea una lucha constante.

Por su formación, escribir acerca de estos temas es para ella un encuentro con su trabajo, una oportunidad de poder expresar su pensamiento y visión del mundo frente a situaciones que vive el país y que aprueba o rechaza, sustentado siempre con argumentos serios que demuestran la amplitud de sus conocimientos, pero nunca dejando de lado esa chispa y ese toque irreverente que la destaca aún más.

De igual forma se atreve a dar su opinión frente a sucesos nacionales que tal vez no son de su total dominio, pero que para ella representan un reto y un cambio en su dinámica de escritura, exigiéndose mucho más, y así como ella lo dice “saliéndose de su zona de confort”.

Para cualquier periodista, llegar a un medio nacional tan conocido como es el periódico El Espectador, debe ser todo un triunfo y mucho más si se gana el espacio y la oportunidad de ser publicado cada semana. Llegar a ese punto no es simple suerte o palanca, como muchos lo piensan, para Catalina Ruiz–Navarro esto fue cuestión  de perseverancia, astucia y creatividad, permitiéndole entrar al medio.

Es así como nació su blog catalinapordios.blogspot.com, en donde empezó a publicar escritos cada semana, que además enviaba al editor  del reconocido periódico, y aunque muchas veces no le contestaban nada, siguió enriqueciendo su espacio web, consiguiendo resultados seis meses después cuando el editor le ofreció la columna.

Los textos de Catalina y su blog se centran en los acontecimientos de la actualidad dando su punto de vista, pero a la vez trata de dar voz a las minorías, protestar contra la intolerancia. Su visión de mujer, filósofa y artista de mente abierta hace pensar a sus lectores y la convierte en toda una activista presente no sólo en las letras o en el papel, sino que  junto con demás personas ha impulsado campañas y protestas contra esos entes del estado o acciones públicas que condenan la diversidad, los derechos de la mujer y la ‘soldadura’ extraña entre la religión y la constitución que últimamente declaran algunos miembros del gobierno.

Además de esto Catalina es la directora del proyecto Hoja Blanca, publique sin palanca, el cual inició como una revista y hoy es una ONG que busca dar a conocer nuevos talentos del periodismo, la fotografía y productos audiovisuales, defendiendo la libertad de expresión y causas como las nombradas con anterioridad; abriendo convocatoria pública dos veces al año, para así enriquecer su sitio e impulsar gente nueva.


Ser periodista implica enfrentarse con críticas y saber aprovecharlas, mucho más cuando lo que se escribe es totalmente subjetivo, como en las secciones de opinión, por esto el estilo de la barranquillera podría resultar para usted igual de llamativo, directo y representativo como es para mí, pero como en la variedad está el placer, puede que los lectores no compartan esta opinión y es posible que  muchos crean que sus temas son muy serios o que el punto de vista frente a estos sea totalmente adverso al de la columnista.
Es importante y enriquecedor conocer los nuevos periodistas del país, informarse a través de medios diferentes a la televisión y saber qué opiniones frente a la actualidad existen en el medio. Catalina Ruiz–Navarro representa una percepción diferente, una Colombia vista con los ojos de mujer independiente, con un toque picante y una palabra directa que pueden llegar a hacerlo pensar, leer e incluso convencerlo de decidirse a escribir.

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