Para escribir muchos necesitan estar a solas, en un lugar apartado y silencioso; esto puede hacer parte de la técnica, del poder de concentración o, simplemente, del gusto de escucharse a sí mismo en medio de la nada.
Un lugar apropiado para quienes tienen esta preferencia podría ser un hotel lujoso, vacío y aislado durante el invierno de 1980 en las montañas de Colorado, con todas las instalaciones a disposición de su imaginación; haciendo de este el lugar perfecto para escribir una obra maestra, pero también, el lugar en que fácilmente se pueden perder los estribos y sacar al homicida que lleva dentro.
Un lugar apropiado para quienes tienen esta preferencia podría ser un hotel lujoso, vacío y aislado durante el invierno de 1980 en las montañas de Colorado, con todas las instalaciones a disposición de su imaginación; haciendo de este el lugar perfecto para escribir una obra maestra, pero también, el lugar en que fácilmente se pueden perder los estribos y sacar al homicida que lleva dentro.
Lo anterior es el argumento de la película ‘El Resplandor’ de 1980, dirigida por Stanley Kubrick (‘La naranja mecánica’) y basada en el libro homónimo de Stephen King, conocido por sus múltiples novelas de terror y suspenso.
Recuerdo que esta película la vi de niña, pero me impactó de verdad cuándo un amigo me la regaló y la volví a ver a los 17 años. Quise verla, principalmente, por Jack Nicholson, el guasón clásico que en esta cinta encarna al desesperado personaje principal, quien coincidencialmente también se llama Jack. Este es un hombre de mal humor, cejas expresivas y afanado por escribir una novela difícil, que todo el tiempo esquiva la tinta y el papel, y termina convirtiéndose en la locura fatal de correr de manera amenazante con un hacha.
De esta manera, el hotel deja de ser el apacible hogar de una familia y se convierte en una zona de peligro para Wendy (Shelley Duvall), la esposa ingenua y para Danny (Danny Lloyd) el hijo que a través de visiones, y de su amigo imaginario Tony, descubre los secretos macabros de su nueva vivienda y predice las reacciones violentas de su padre, las cuales hacen que la actividad de la noche final sea correr desesperadamente para salvarse la vida.
Es así como el suspenso toma forma, a través de la nieve, del encierro, y de andar en triciclo sin un destino fijo, de un laberinto, de una historia que se repite en un sitio siniestro y del rostro del invitado principal de una fiesta de los años 20 anunciando su regreso tras las astillas de una puerta a punto de ser derrumbada. El Resplandor es una película que logra captar la atención de quien la ve con su maravillosa banda sonora que, con sutileza, anuncia que no todo va a estar bien; sus movimientos de cámara innovadores hacen que el espectador huya también del demente esposo corriendo por los pasillos para evitar una muerte segura, sintiendo el aliento del asesino respirarle en el cuello y viendo a la oportunidad de salir con vida alejarse cada vez más.
Por esto, este clásico del cine es el recomendado de esta semana, una película que a muchos les abrirá la mente para escribir algo, tal vez ya no deseen estar a solas y permitan que un amigo imaginario les ayude a desarrollar nuevas ideas, sin embargo, para escribir una historia como esa siempre hará falta un poco de locura, un poco de miedo y tomar el riesgo de pasar dos horas y unos cuantos minutos temiendo por la suerte de una familia extraña y por la de un libro ajeno en proceso.
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